Seguro que más de una vez has abierto la puerta del coche para salir sin comprobar si otro vehículo venía hacia ti por ese lado de la carretera. Estamos ante una mala costumbre muy habitual que puede darte más sorpresas desagradables de las que imaginas.
Abrir la puerta por el lado del tráfico sin prestar la menor atención al estado de la circulación puede ser desastroso. Las posibilidades van desde un atropello hasta golpear a un ciclista e incluso puede darse el caso de que la puerta del coche sufra daños graves. En todos estos casos, el responsable de lo que ocurra será la persona que se ha bajado del coche sin mirar.
Eso sí, si se produce un accidente mientras te apeas de tu vehículo y se demuestra que la otra persona involucrada en el siniestro estaba infringiendo las normas de circulación entonces la culpa recaerá sobre dicha persona.
Pongamos que te bajas del coche y otro conductor choca con tu puerta por saltarse un semáforo en rojo. En esta situación hipotética tú no tendrías que preocuparte por los desperfectos materiales ocasionados ya que los gastos correrían a cargo de las persona que no hay respetado el semáforo en rojo.
A pesar de los riesgos que implica el dooring en cualquier ciudad hay que señalar que no es tan difícil evitarlo. Una buena práctica sería asegurarte de aparcar siempre de tal modo que los pasajeros puedan bajarse por el lado de la acera, por ejemplo.
Por supuesto, los espejos retrovisores también son de gran ayuda. No olvides mirar detenidamente si vienen otros vehículos o un ciclista antes de abrir la puerta del coche. Y como no, también puedes asegurarte de abrir la puerta despacio para alertar a los demás de la maniobra que piensas realizar.
Como ves, estamos expuestos a los peligros del dooring todos los días. Puede que no parezca gran cosa pero cuando se trata de la seguridad en carretera cada pequeño gesto cuenta para prevenir accidentes. ¡No bajes la guardia!