Si eres un entusiasta de los vehículos de cuatro ruedas te encantarán nuestros consejos básicos de mecánica para que tu coche vaya como el primer día. ¿Eres un manitas y te gustaría explorar los entresijos del motor? ¡Con un poco de práctica te convertirás en un experto!
Ante una avería acudir a un taller y pedir la opinión de un profesional es una obligación para todo conductor comprometido con la seguridad vial. No obstante, antes de llegar a eso se pueden llevar acabo diversas tareas de mantenimiento para que el desgaste de tu coche o furgoneta sea menor.
El primer obstáculo a sortear no tiene nada que ver con herramientas o recambios para coches. ¿Has pensado dónde vas a hacer tus labores de mecánica? No todo el mundo tiene un garaje privado o la posibilidad de alquilar uno. Las plazas de aparcamiento son un bien codiciado y suelen ubicarse en subterráneos comunitarios.
La solución pasa por el alquiler de un boxes por horas. Puede que a algunos esta idea les resulte un tanto extraña pero actualmente existen talleres que prestan este tipo de servicio y brindan a sus clientes la oportunidad de trabajar con maquinaria especializada además de contar con asesoramiento personalizado. Evidentemente, el coste de las reparaciones es menor de lo que sería en un taller tradicional pero para beneficiarse del ahorro hay que ensuciarse las manos.
¡Hora de trabajar! Vamos a repasar por encima algunas de las tareas más comunes y sencillas de mecánica de mantenimiento que puedes efectuar por tu cuenta:
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Comprobar el estado de los amortiguadores: La función de los amortiguadores es conseguir una correcta fijación entre las ruedas y la carretera. El frenado y la conducción del vehículo en general dependen de que estas piezas estén en condiciones óptimas. Para asegurarse, sólo hay que dejarse caer sobre el capó del coche y incorporarse acto seguido. Si el coche se mueve mucho hay que cambiar la pareja de amortiguadores delanteros, traseros o ambas.
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Vigilar los neumáticos: El estado de la carretera, la temperatura ambiente e incluso la forma de conducir influyen en la durabilidad de los neumáticos. Por eso, hay que mantener la presión recomendada por el fabricante y estar atento a posibles malformaciones o desgastes que desequilibren el coche.
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Revisar los niveles de líquidos y de combustible: Hay que echarle un ojo a la cantidad de líquido refrigerante, de aceite del motor y de la caja de cambios y del líquido de frenos. ¡Una simple fuga puede impedirnos circular! Quedarse en medio de la carretera con el depósito vacío no es agradable.
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Verificar las correas: No hay que olvidar que en caso de que la correa de distribución se deteriore en exceso o se rompa el coche quedará prácticamente inservible. Este es uno de los arreglos más caros y mucha gente opta por adquirir un vehículo nuevo en lugar de la reparación.
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Cuidar los faros: En aras de tener una buena visibilidad cuándo se conduce de noche o en condiciones climatológicas adversas hay que asegurarse de que no hay bombillas fundidas o quemadas y que todas iluminan como es debido. ¡Mete bombillas de repuesto en el maletero al acabar tu revisión! Nunca se sabe cuándo las vas a necesitar.
Como es obvio, hay muchos más aspectos a tomar en consideración en la puesta a punto de tu vehículo pero el objetivo de estos consejos básicos de mecánica es que tengas un punto de partida que te sirva de guía para detectar averías y hacer tus propios arreglos. ¡Coge la caja de herramientas y ponte a ello!