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El efecto túnel es uno de los peores enemigos del conductor cuándo se va a gran velocidad. Si circulamos demasiado rápido los contornos y las formas se desdibujan haciendo que perdamos visibilidad. ¡Esto hay que evitarlo a toda costa!
El efecto túnel recibe su nombre debido a que cuando nuestro coche alcanza cierta velocidad todos los conductores tendemos a perder visión periférica. En estos casos, nuestro campo visual se reduce hasta el punto de que parece que circulásemos por un túnel.
Conducir pisando a fondo el acelerador puede parecer emocionante pero lo cierto es a que a nuestra retina le cuesta más esfuerzo asimilar las imágenes que vemos. Esto desemboca en una situación nada segura en carretera ya que nuestro entorno tiende a convertirse en un borrón.
El término técnico para definir este fenómeno es campo de visión cinético. En definitiva, a mayor velocidad menor campo de visión periférica. Y es que la capacidad de nuestros ojos para captar imágenes y estímulos en un periquete es asombrosa pero no es ilimitada.
El efecto túnel hace que los conductores sólo tengan una visión nítida de las personas y objetos que están situadas justo enfrente. Todo lo demás pasa a un segundo plano y, como es lógico, el riesgo de accidentes de tráfico aumenta exponencialmente.
¿Te imaginas qué pasaría si no pudieras reaccionar ante las indicaciones de las señales de tráfico? ¿O si por ejemplo te saltaras un semáforo en rojo a 100 km por hora? Las consecuencias podrían ser desastrosas tanto para ti como para el resto de los ocupantes del vehículo que viajen contigo. Por no hablar del peligro al que quedan expuestos el resto de los conductores.
Veamos ahora algunas cifras para entender un poco mejor los riesgos del efecto túnel. Al circular a 35 km/h con el coche el campo visual de una persona es de 104 grados. Esto está bastante bien y nos permite estar atentos a lo que pasa en la carretera.
A 65 km/h la cosa cambia y la visión periférica sólo abarca hasta 70º. A 130 km/h el campo de visión cinético empieza a hacer de las suyas. El ángulo de visión de un conductor yendo a estas velocidades de competición de Fórmula 1 es de unos insuficientes 30º.
Por otro lado, hay que tener en cuenta que ele efecto túnel tiene otros efectos adversos además de una sensible reducción de la visibilidad. Al correr con el coche estamos en tensión y es más fácil que nuestro cuerpo acuse la fatiga al volante. Las distracciones y el estrés no son buenos compañeros de viaje. ¡Respetar los límites de velocidad es la forma más rápida y segura de llegar a destino!

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