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Los líquidos del coche eléctrico son diferentes a los de un vehículo diésel o de gasolina pero eso no significa que estos automóviles recargables necesiten menos cuidados. Como siempre, las cuestiones del mantenimiento son fundamentales para garantizar tu seguridad en carretera.

Esta no es la primera vez que abordamos el tema de los líquidos del coche desde el blog de Autofurgo. En otras ocasiones ya te explicamos cómo y cuándo cambiar el aceite del coche o la importancia de sustituir el anticongelante para que éste no se solidifique y acabe por deteriorar el motor.

Sin embargo, dado el auge de los llamados vehículos de cero emisiones creemos que ha llegado el momento de hacer un aparte para hablar acerca de las tareas de mantenimiento que precisan estos automóviles para estar en perfecto estado.

Como es lógico, aquí las averías en el sistema eléctrico suponen un gran inconveniente. La buena marcha de un coche impulsado por electricidad depende en gran medida de que componentes como las baterías no presenten ningún tipo de problema.

Por norma general, se puede decir que hay que vigilar los líquidos refrigerantes de los coches eléctricos. No olvides que éstos son los responsables de mantener el motor y demás sistemas a una temperatura adecuada, por ejemplo.

En cuanto al líquido de frenos, debes saber que no hay grandes diferencias entre un coche eléctrico y uno convencional. En otras palabras, deberás cambiarlo cada dos años o durante una revisión si los profesionales del taller mecánico lo estimen oportuno.

Por último, tanto el líquido de transmisión como el líquido refrigerante no tendrán que cambiarse nunca a lo largo de la vida útil del vehículo eléctrico. Ojo, ten en cuenta que cuándo se trata de coches y mecánica no hay nada seguro así que si notas que algo no va como debiera no dudes en realizar las comprobaciones oportunas. Las fugas aparecen cuándo menos lo esperamos.

En definitiva, aunque hay semejanzas entre los líquidos de un coche eléctrico y los de un vehículo diésel o gasolina también existen disparidades. Por ejemplo, los aceites para la transmisión o la refrigeración del sistema eléctrico no son los mismos. Estos últimos presentan una viscosidad más baja y no se degradan con tanta facilidad.

Ahora que tienes una visión más completa sobre los líquidos de un coche eléctrico te será más fácil entender cuáles son los productos más adecuados para cada vehículo. No sólo te ahorrarás alguna que otra avería sino que además podrás prevenir verte involucrado en un accidente de tráfico por no prestar suficiente atención a lo que ocurre bajo el capó.

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