Los neumáticos cristalizados son todo un riesgo de cara a nuestra seguridad en carretera. La pérdida de elasticidad y agarre de las ruedas del coche suelen ser las primeras señales de alarma de que algo no va bien. ¡Veamos como detectar y poner remedio a esta clase de problemas!
Mantener las ruedas de nuestro vehículo en buen estado es fundamental. En otra ocasión ya te hablamos de los peligros de optar por neumáticos de segunda mano y te dimos algunas pautas sobre los aspectos que debías vigilar para comprobar si tus neumáticos habían sufrido daños.
Hoy nos centraremos especialmente en los neumáticos cristalizados. Por si no lo sabías, la cristalización se da cuándo el caucho de las ruedas pierde sus propiedades naturales de flexibilidad y se vuelve más rígido.
Esto se traduce en un agarre defectuoso que aumenta el peligro de sufrir accidentes de tráfico cuándo vas al volante de tu vehículo. Y lo peor de todo es que un neumático cristalizado no se detecta a simple vista. Es durante la conducción cuándo empezarás a notar que algo no funciona como debería.
Si compruebas que la distancia de frenado es cada vez mayor, tu coche consume más combustible de lo habitual y el agarre tanto en seco como en mojado ya no es lo que era puedes empezar a pensar en que la cristalización está haciendo de las suyas.
Por otro lado, el riesgo de hacer aquaplaning también se incrementa. Este fenómeno se da cuándo un vehículo circula a cierta velocidad por la calzada un día de lluvia y debido al estado del asfalto pierde tracción así como parte del control del vehículo. Seguro que esta situación te resulta familiar. ¿A quién no le ha tocado conducir un día de tormenta levantando agua a su paso?
Llegados a este punto es importante señalar que la aparición de la cristalización no depende de los kilómetros que nuestro vehículo lleve a sus espaldas. Si tu coche no duerme en garaje puede que factores como la exposición al sol, las altas temperaturas o la humedad acaben por acelerar el deterioro de tus neumáticos.
Si quieres comprobar por ti mismo si tus neumáticos están cristalizados sin necesidad de acudir al taller siempre puedes recurrir al viejo truco de la uña. Introduce la uña de tu dedo índice en el dibujo de tus ruedas. Si no tienes dificultades para ejercer presión y sientes que la goma está blanda puedes respirar tranquilo.
En caso de que al realizar esta sencilla prueba te des cuenta de que tus ruedas están duras lamentamos decirte que la única solución para la cristalización es sustituir los neumáticos. Piensa que es un precio pequeño por tu seguridad durante tus viajes en coche. ¡Recuerda que llegar a tu destino sin incidentes es lo primero!